Relatos Personales



Relato de una mañana.
Por: Bryann Alfaro

Era la madrugada del día 29/11/2017, desperté a las 4 de la mañana, me sentía cansado, no quería aún levantarme, los ojos me pesaban, pero sentí la obligación y responsabilidad de levantarme, al poner los pies en el suelo me di cuenta que había perdido un calcetín, (por cierto no lo he encontrado aún). Busqué mi ropa en el ropero, me cambié y por fin salí de mi cuarto hacia esa fría mañana que me estaba esperando al atravesar esa puerta, fue una mala decisión. Al asomarme afuera el frío congeló mi cara y sentí escalofríos en todo el cuerpo. Fue en ese momento que decidí llevar otro sudadero ya que mi sentido común me decía que no sería tan fuerte para soportar el frío de esa mañana. Me lavé mis dientes y empecé a arreglar mis cosas, al estar ahí, en medio del sueño y de mi pensamiento, recordé que tenía clase de natación. Busqué mi ropa por todos lados y fue ahí cuando me dí cuenta que no la había sacado de su lugar desde hace una semana. Con la esperanza de que no fueran ciertas mis sospechas, encontré la bolsa y efectivamente, estaba la ropa sucia. Por suerte, como sé nadar muy bien y estoy en natación, tengo otras licras extra, entonces usé una de ellas para realizar la clase. Ya listo para irme, me di cuenta que mis padres no se habían levantado aún. Los levanté con el sutil sonido de un grito desesperado y salí de mi casa a las 5:05 am, en el transcurso del camino de mi casa a la parada del bus decidí dormirme por 5 minutos, antes de llegar por Felipe, una moto se atravesó y lo botamos, afortunadamente no pasó nada grave, aunque el motorista seguía enojado aún cuando él fue el culpable. Pasamos por Felipe, y volví a dormirme, cuando desperté, aún no habíamos llegado a la parada lo cual fue algo raro, lo que pasó fue que..el carro se quedó sin gasolina. Sólo eso faltaba, estaba frío, ya era tarde y además estábamos parados en la carretera sin gasolina, no podía estar peor. Pero, me di cuenta que tengo que tener cuidado con lo que deseo ya que la situación se puso peor, un indigente se nos acercó y no nos dejaba tranquilos, nos estaba pidiendo dinero casi obligadamente. Le di unas fichas que justamente había sacado de mi alcancía esa mañana y afortunadamente se fue. Mi papá logró encontrar una gasolinera y pudo echar gasolina, pero no todo podía ser tan bueno, avanzamos unos metros y.. se pinchó una llanta del carro. Ya me empezaba a sentir estresado y perdí la esperanza de llegar a tiempo a la parada del bus. Mi papá no tenía una llanta de repuesto. Llamamos a mi abuelo pero el tráfico era tan grande que tardaría como 1 hora en llegar, así que mi papá tuvo que comprar una llanta en un pinchazo, ya todos estresados seguimos nuestro camino, resulta que ese día los semáforos estaban más lentos de lo normal (al menos así lo sentía yo). Ya no llegamos a la primera parada del bus, ni a la segunda, así que tuvimos que seguir al bus hasta la tercera parada. Al final, logré subirme al bus, pero con todas las carreras, a mis papás se les olvidó darme dinero, con lo cual supe que sería un día difícil. El camino en el bus es algo que no recuerdo porque casi instantáneamente al subirme al bus me dormí y desperté cuando llegué al colegio a las 7:00 am con el despertador más eficaz que se puede tener, la monitora del bus.

                                           Fuente: Wikipedia

Comentarios

  1. Me encantó leer, nuevamente, este relato de locos... solo en la vida real puede suceder tanto imprevisto.

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